Isaac Clarke no es precisamente un tipo con suerte. Tras salir con vida de una gigantesca nave fantasma, el Ishimura, en esta ocasión da con sus huesos en un lugar todavía más peligroso. Visceral Games repite toda la magia y chispa del Dead Space original con una nueva aventura contra el cruel enemigo alienígena. Necromorfos: Vuestra desgracia será nuestra misión.
Tras la discreta acogida de Dante's Inferno esperábamos con verdadera ansia la segunda parte de Dead Space, el título que verdaderamente elevó a la élite de estudios de la actualidad a los chicos de Visceral Games, y con el que confiábamos en que recuperaran el pulso perdido por su Hack and Slash ambientado en el infierno.
¿Qué mejor forma de recuperar la inspiración que con su héroe más representativo? Isaac Clarke salta de la sartén para caer directamente sobre el fuego, y protagoniza una aventura todavía más trepidante que la del original y, en esencia, mucho más variada y cargada de sorpresas. El Ishimura deja su paso a The Sprawl, una ciudad espacial de increíbles dimensiones que será el nuevo telón de fondo para nuestra aventura. Esto se traduce no sólo en una mayor variedad de escenarios, sino también en infinidad de nuevas situaciones y retos a los que plantar cara.
De este modo, ¿es Dead Space 2 mejor que el original? Para empezar es diferente. Mismo héroe pero diferentes patrones jugables, mismo concepto pero distinta forma de exponerlo, y mismo universo artístico pero alternativa forma de presentarlo en pantalla. Una pequeña, y moderada por qué no decirlo, revolución que no sólo inyecta una interesante experiencia multijugador al conjunto, sino que además le cambia el rostro a la franquicia apostando por los mismos conceptos del original, pero multiplicando su componente trepidante y vertiginoso.
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